viernes, 5 de noviembre de 2010

TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE


PREOCUPADO
“DIOS ME CUIDARA”
Jesús dijo: “No estéis preocupados por lo que habéis de comer o beber, para vivir, ni por
la ropa con que habéis de cubrir vuestro cuerpo. Vosotros tenéis un Padre celestial que
ya sabe que las necesitáis. Por lo tanto, buscad primeramente el reino de Dios y el hacer lo
ordenado por él, y todas esas cosas se os darán por añadidura. No estéis, pues, preocupados
por el día de mañana, porque mañana habrá tiempo de preocuparse”.
Mateo 6:25, 32-34
“Deja tus preocupaciones al Señor, y él te mantendrá firme; nunca dejará que caiga el
hombre que le obedece”.
Salmos 55:22
“No os aflijáis por nada, sino presentadlo todo a Dios en oración. Pedidle, y también
dadle gracias”.
Filipenses 4:6
DESANIMADO…

“DIOS ME FORTALECERA”
“Desde el último rincón de la tierra clamo a ti, pues mi corazón desfallece. Ponme a salvo
sobre una alta roca”.
Salmos 61:2
El Señor dijo: “Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te
desanimes, porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas”. Josué 1:9
“¡Rendios! ¡Reconoced que yo soy Dios!.
Salmos 46:10
“Dios, que da esperanza, os llene de alegría y paz a vosotros, que tenéis fe en él, y os dé
abundante esperanza por el poder del Espíritu Santo”.
Romanos 15:13
SOLO…

“DIOS ESTARA CERCA”

“Señor los que te conocen, confían en ti, pues nunca abandonas a quienes te buscan”
Salmos 9:10
“Yo, el Señor tu Dios, te he tomado de la mano y te he dicho: “No tengas miedo, yo
te ayudo”.
Isaías 41:13
“Siempre dirijo mis ojos al Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Señor,
y ten compasión de mí, porque estoy solo y afligido”.
Salmos 25:15-16
“Dios ha dicho: “Nunca te dejaré ni te abandonaré”.
Hebreos 13:5
FRACASADO…

“DIOS ME AYUDARA”

“Aunque caí, voy a levantarme; aunque me rodee la oscuridad, el Señor es mi luz”.
Miqueas 7:8
“Tu reino es un reino eterno; tu dominio es por todos los siglos. El Señor sostiene a los
que caen y levanta a los que desfallecen”.
Salmos 145:13-14
“El Señor está cerca, para salvar a los que tienen el corazón hecho pedazos y han perdido
la esperanza”.
Salmos 34:18
“Dios os hará perfectos, firmes, fuertes y seguros”.
1ª Pedro 5:10
EN PELIGRO…

“DIOS ME PROTEGERA”
“Tú eres mi refugio, mi castillo, ¡mi Dios en quien confío!”
Salmos 91:2
“El Señor te protege de todo peligro; él protege tu vida. El Señor te protege en todos
tus caminos, ahora y siempre”.
Salmos 121:7-8
Jesús dijo: “Al irme os dejo la paz. Mi paz os doy, pero no como la dan los que son del
mundo. No os angustiéis ni tengáis miedo. Os digo todo esto para que encontréis paz en
vuestra unión conmigo. En el mundo habréis de sufrir; pero tened valor, pues yo he vencido
al mundo”.
Juan 14:27 , Juan 16:33
ANGUSTIADO…

“DIOS ME CONSOLARA”

El Señor dice: “Como una madre consuela a su hijo, así os consolaré yo”.
Isaías 66:13
“Dios y defensor mío, ¡contéstame cuando te llame!. Tú, que en mi angustia me diste alivio,
¡ten compasión de mí y escucha mi oración!”.
Salmos 4:1
“El Señor es bueno; es un refugio en horas de angustia: protege a los que en él confían”.
Nahúm 1:7
Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo. El que me siga tendrá la luz que le da vida, y nunca
andará en oscuridad”.
Juan 8:12
“Dios mío….. cuando tengo miedo, confío en ti”.
Salmos 56:1,3

ANTE LA MUERTE…

“DIOS TE DARA VIDA”
“Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú,
Señor, estás conmigo”.
Salmos 23:4
Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y
ninguno de los que vivien y creen en mí morirá jamás. ¿Crees esto?”.
Juan 11:25-26
“Dios es quien me salva; tengo confianza, no temo”.
Isaías 12:2

Fuente: www.renuevodeplenitud.com

martes, 5 de octubre de 2010

QUE BUSCAMOS?

CANSANDO, EXHAUSTO
¡Me cansé! Entiendo que el mundo evangélico no admite que un pastor confiese su cansancio. Conozco muchos pasajes de la Biblia que prometen restaurar a los inválidos. Comprendo que el profeta Isaías enseña que Dios restaura las fuerzas de aquel que ha perdido el vigor. También se que Jesús da alivio a los cansados. Por eso, ya me preparo para las censuras de aquellos que van a escandalizarse con mi confesión y considerarán que soy un derrotista. Sin embargo, no puedo disimular: me encuentro exhausto.
No, no me cansé de Dios o de mi vocación. Continúo entusiasmado con lo que hago; amo a Dios, como también amo a mi familia y a mis amigos. Permanezco esperanzado. Mi agotamiento tiene otras fuentes.
Me cansa el discurso repetitivo y absurdo de aquellos que mercadean con la Palabra de Dios. Ya no aguanto más que se tomen versículos sacados del Antiguo Testamento, que se aplicaban a Israel, para vender ilusiones a quienes llenan las iglesias buscando alivio. Esa posibilidad mágica de revertir una realidad cruel me destruye, porque se que es pura propaganda engañosa. Me cansé de los programas radiales donde los pastores no anuncian más los verdaderos contenidos del evangelio; porque gastan el tiempo alardeando las virtudes de sus propias instituciones. Causa hastío saber de las infinitas campañas y reuniones de oración, todas con el propósito exclusivo de abarrotar sus templos. Considero a los amuletos evangélicos cosas horribles. Me cansé de tener que estar explicando la abismal diferencia que existe entre la verdadera fe bíblica y las creencias populares supersticiosas.
Me cansa la lectura simplista que algunos sectores evangélicos hacen de la realidad. Me siento triste cuando percibo que la injusticia social es vista como una conspiración satánica, y no como fruto de una construcción social perversa. No se consideran los siglos de preconceptos, ni que existe una economía perversa que opera privilegiando a las elites desde hace siglos. No aguanto más cultos para atar demonios o para quebrar las maldiciones que están sobre Brasil y sobre el mundo.
Me cansa la aburrida repetición de las teologías sin creatividad ni riqueza poética. Siento lástima de los teólogos que se contentan reproduciendo lo que otros escribieron hace siglos. Presos por los moldes de sus escuelas teológicas, no logran admitir que existen otros puntos de vista en la lectura de las Escrituras. Conviven con una teología prefabricada. No alcanzan a ver su pobreza porque creen que basta profundizar en el conocimiento “científico” de la Biblia, y develarán los misterios de Dios. La aridez fundamentalista agota mis fuerzas.
Me cansan los estereotipos pentecostales. Que doloroso es observarlos: sin una nueva visitación del Espíritu Santo, buscan crear ambientes espirituales con gritos y manifestaciones emocionales. No hay nada más desolador que un culto pentecostal con una coreografía cuidadosa, pero sin vitalidad espiritual. Me cansé, incluso, de los chistes contados por los propios pentecostales sobre los dones espirituales.
Me cansé de escuchar historias sobre evangelistas extranjeros que vienen a soplar sobre las multitudes. Me dejan desanimado porque se que provocan a las personas a “caer bajo el poder el Dios” para sacar fotografías o grabar el acontecimiento y después hacer fortunas en sus países de origen.
Me cansan las preguntas que me hacen sobre la conducta cristiana y el legalismo. Recibo todos los días varios mensajes electrónicos de personas que me preguntan si pueden beber vino, usar piercing, hacerse tatuajes, recibir tratamiento con acupuntura, etc. La lista es enorme y parece inacabable. Me cansa esa mentalidad pequeña, que no sale de las insignificancias, que no concibe un ejercicio religioso más noble; que no piensan en los grandes temas. Me cansa la gente que necesita bozales, que no sabe ser libre y no logra caminar con principios. Considero intolerable convivir con aquellos que se conforman a una existencia bajo el dominio de la ley y no del amor.
Me cansan los libros evangélicos traducidos al portugués. No tanto por las traducciones mal realizadas, tampoco por los ejemplos tomados del golf o del béisbol, que nada tienen que ver con nuestra realidad. Me cansan los paquetes prefabricados y el pragmatismo. Ya no aguanto más libros con diez leyes o veintiún pasos para cualquier cosa. No logro entender como una iglesia tan vibrante como la brasileña necesita copiar los ejemplos del Norte, donde la abundancia es tanta que los profetas denuncian el pecado de la complacencia entre los creyentes. Me cansé de tener que opinar si estoy de acuerdo o no con un nuevo modelo de iglecrecimiento copiado y que está siendo adoptado aquí en Brasil.
Me cansa la falta de belleza artística de los evangélicos. Hace poco tiempo fui a ver un show de música evangélica, sólo para salir de allí devastado. La música era mediocre, la poesía ordinaria, y lo peor, se percibía el interés comercial tras el evento. Que diferente del día que me senté en la sala San Pablo, para escuchar la música que Johann Sebastian Bach (1685-1750) compuso sobre los últimos capítulos del Evangelio de San Juan. Bajo la batuta del maestro, subimos al Gólgota. La sala se llenó de un encanto mágico en los primeros acordes; cerré los ojos y me sentí en un templo. El maestro era un sacerdote y nosotros, la platea, una asamblea de adoradores. No logré contener mis lágrimas en los movimientos de los violines, oboes y trompas. Aquella belleza no era de este mundo. Envueltos en misterio, transcendíamos la mecánica de la vida y nos transportábamos para el lugar donde Dios habita. Mis lágrimas en aquel momento también fluían con pesar por la distancia estética de la actual cultura evangélica, contenta con tan poca belleza.
Me cansa tener que explicar que no todos los pastores son ambiciosos y que las iglesias no existen para enriquecer a su liderazgo. Me cansé de tener que dar explicaciones todas las veces que hago cualquier negocio en nombre de la iglesia. Tengo que demostrar que nuestra iglesia no tiene ninguna deuda impaga, que no es rica y que vivimos con un presupuesto ajustado. No existe nada más extenuante que ser obligado a demostrar, a familiares y amigos no evangélicos, que aquel último escándalo del periódico no representa a la gran mayoría de los pastores que viven dignamente.
Me cansan las vanidades religiosas. Es agobiante observar a los líderes que adoran cargos, posiciones y títulos. Desprecio los acuerdos políticos que arreglan las elecciones para los altos puestos denominacionales. Me cansé de las vanidades académicas, con las maestrías y los doctorados que solo enriquecen los currículos y generan una tonta soberbia. No soporto escuchar que otro más se autoproclamó “apóstol”.
Se que estoy cansado, sin embargo, no permitiré que mi cansancio me vuelva cínico. Decidí luchar para no atrofiar mi corazón.
Por eso, elijo no participar de una máquina religiosa que fabrica íconos. No me pelearé por los primeros lugares en las fiestas solemnes patrocinadas por gente importante. Jamás ofreceré mi nombre para componer la lista de oradores de cualquier conferencia. Renuncio a querer adornar mi nombre con títulos de cualquier especie. No deseo ganar aplausos de auditorios famosos.
Buscaré la convivencia de los pequeños grupos, preferiré comer con los amigos más queridos. Mi refugio será al lado de personas simples, pues quiero aprender a valorar los momentos sencillos de la vida. Leeré más poesía para entender el alma humana, más novelas para continuar soñando y mucha buena música para hacer la vida más hermosa. Deseo meditar otras veces delante de la puesta del sol para, en silencio, agradecer a Dios por su fidelidad. Quiero volver a orar en lo secreto de mi cuarto y a leer las Escrituras como una carta de amor de mi Padre.
Es posible que otros se encuentren tan cansados como yo. Si ese es tu caso, te invito a cambiar de agenda; romper con las estructuras religiosas que absorben las energías; volver al primer amor. Jesús afirmó que de nada sirve ganar el mundo entero y perder el alma. Todavía hay tiempo de salvar la nuestra.

Fuente: Ricardo Gondim


miércoles, 21 de abril de 2010

CRISTIANO POR QUE?



“Entonces el Señor extendió su mano y tocó mi boca y me dijo: He aquí yo pongo mis palabras en tu boca” Jeremías 1:9
Hoy, quiero preguntarme si soy un cristiano por enseñanza o por revelación.
Si yo estoy meramente parloteando verdades que alguien me ha dicho..ay de mi.. y ay de la congregación donde lo hago.
.Cuando el Señor Jesús se enfrentó a Pablo camino a Damasco Él se reveló así mismo a su más ardiente enemigo. Después de esto Pablo no consultó con nadie sino que fue al desierto para recibir revelación. Más tarde cuando él apareció predicando su mensaje fue encarnado. No lo aprendió a los pies de un maestro terreno, pero lo aprendió a los pies de Jesús.
.Todo mensaje divino es recibido internamente primero.
.La Educación Cristiana tiene su lugar, pero jamás deberá ocupar el lugar de la revelación. Yo, hoy, no quiero ser uno más entre los cristianos que han tomado la cultura de Cristo sin tomar a Cristo mismo. Muchos de los que hablan de Cristo en el mundo son como los discípulos antes del Pentecostés, rendidos por Cristo pero no invadidos por él. Y necesitamos después de rendirnos, dejarnos invadir.
.Hoy, quiero ser invadido en todas las áreas de mi vida por el Señor. Después del Pentecostés los discípulos no necesitaron ser enseñados, ellos solo necesitaron la oportunidad para liberar lo que se les había revelado.
.Si Jesús no se atrevió a hablar de él mismo, como lo puedo yo hacer hoy? Si Jesús solo habló lo que fue revelado a él por el Padre, como es posible que yo predique algo que no ha sido revelado a mi?
.Cuando abro mis labios para compartir lo que he recibido de Dios en mi encuentro personal con él, algo maravilloso sucede a los que me escuchan, porque sus vidas serán impactadas no por meras palabras, sino por el toque de Dios.
.Hoy, quiero que el Señor toque mis labios, para que de mis labios salgan las palabras que trasmitan la revelación del Señor.
.Señor, Gracias por la manifestación de tu amor.
.Gracias porque tus palabras son puestas en mi boca y si hoy he de hablar con alguien, o enseñar o predicar, no quiero que sean sólo palabras aprendidas en forma humana, sino que antes de compartir lo que deseo sea recibido como una revelación personal a mi corazón.
.Se que toda revelación personal no puede estar por encima de las Sagradas Escrituras, pero esa revelación más bien es la comprensión de tu palabra para una especifica situación de mi vida que luego tocará a otros. Gracias, porque tu compañía es real y pones tus palabras en mis labios” Amén.
Fuente: Serafin Contreras Galeano

jueves, 8 de abril de 2010

EL CAMINO DE LA VIDA


¿Qué debo hacer para ser salvo?… Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo.
Hechos 16:30-31

No hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador.
Isaías 45:21
El camino de la vida
Cinco hechos establecidos por la Biblia, la Palabra de Dios, que se entienden por la fe, marcan el camino de la vida. Medite y acepte estas declaraciones tan preciosas.
–La culpabilidad del hombre pecador:
“No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). “No hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:22-23).
–La perfección del sacrificio de Cristo:
“Dios… envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10). “Cristo… a su tiempo murió por los impíos” (Romanos 5:6). “Somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre” (Hebreos 10:10).
–El amor de Dios y la fe que confía en él:
“De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).
–La certeza de tener la vida eterna:
“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna” (1 Juan 5:13).
–En el futuro, la gloria con Cristo:
“Estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:17).


Fuente: Labuenasemilla.net